En un instante.

En un instante parece que pasa tan poca cosa. Pero si lo pensamos bien, ese instante es la propia vida. En el fondo, como en el desierto, un instante es como un grano de arena. Parece que no es nada, un minúsculo trozo de tierra, pero gracias a esos minúsculos retales se forma el abrumador desierto.

También, un instante es un trozo minúsculo de tiempo en el que parece que no sucede nada y sin embargo acontece toda la vida, toda mi vida. Las decisiones que definen la historia se producen en un instante y hay tantas decisiones que suceden en tan pequeña fracción de tiempo.

A veces tengo la sensación de que como la arena del desierto cuando la coges en la mano y se te cae entre los dedos, el tiempo de mi vida se me escurren entre los dedos de mis días. Y tengo tanto pendiente que hacer, tantas decisiones que tomar: las malas para aprender, las buenas para profundizar, las dudosas para sentir, las dulces para amar, las enérgicas para navegar entre la tempestad... tantas y tantas decisiones en tantos y tantos instantes...

Y cuando te das cuenta y miras hacia atrás ves tu historia trenzada con numerosas decisiones que son tuyas, tan tuyas que definen tu historia, la historia que escribes a cada instante pequeño, minúsculo, casi como un átomo de pequeño.

Zambullirme en el caos

Desde el acantilado de mi conciencia, veo el río de pensamientos que surge desde mi subconsciencia. Un río a veces caudalosos, otras sereno, siempre llevando ideas, emociones, recuerdos, sueños.

Desde la altura de este acantilado intento dar un cierto orden a todo este torrente de cosas que pasan en el lugar donde se materializan esas imágenes sin colores, o con colores más allá de los colores. Pero siempre surge la misma pregunta, ¿Dónde nace este río?. La pregunta, siempre insistente, surgen cada vez que consigo algo de orden.

Al final todo este orden no es más que ficción, literatura creada por mi conciencia que intenta con retales, con palabras desperdigas, paisajes donde me pueda reconocer. ¿No será que tengo que zambullirme en ese caos de inciertas sensaciones? ¿Ser parte de ese caos que siempre me invita a lanzarme a él y dejarme llevar? De momento es mayor el miedo a lo que pueda pasar que a lo que pasa. Prefiero engañarme pensando que todo este río tiene un sentido, aunque sea un sueño, aunque sea literatura, aunque sea una realidad difusa que nunca tendrá un orden, que sucumbir a este caos tan tentador, tan incompresiblemente caótico.

Marea de pensamientos

Me dejo llevar por la marea de mis pensamientos. Los espacios habitados por mi conciencia son espacios conocidos, lugares que cotidianamente visito. Pero cuando en la oscuridad de la noche entra en acción el hacedor de sueños, la lógica pierde su sentido, y entonces me descubro buscando el conejo blanco preocupado por el tiempo. Tiempo que por cierto en estas moradas de mi pensamiento no existe.

Descubro nuevos países, nuevas regiones de razones que no tienen razones, áreas de mi inconscientes que sólo son accesibles por ese resbaladizo hacedor de sueños. El flujo es fuerte esta noche, tan fuerte que sueño despierto mundo de palabras que espero no reconocer algún día, en algún momento de ese tiempo que no existe.

Retales de vidas

Mis genes no son más que un mecano, trozos de materia cósmica que formaban una arquitectura reusada por otros seres. Átomos que ya formaron parte de otros hombres, de otras mujeres, de otros muertos. Un producto reciclado con una conciencia reciclada a base de mezclar otras conciencias que ya existieron. Un frankentein creado por algún ser extraviado.
No somos más que retales de memoria de un dios dormido que intenta recordar, como nosotros, el porqué de su existencia. La vida no es más que la sucesión de imágenes troceadas y pegadas por ese mismo dios desconcertado. Un puzzle con una imagen indefinible que nos une a todos en la misma historia. Compartimos infancias, amores, ideas originales que no son tales, experiencias, vicios y talentos, vivencias, emociones, miedos y victorias. Imágenes al fin y al cabo ordenadas según el criterio desesperado de este dios que quiere buscar el sentido de su propia vida, experimentando con mezclas genéticas e intentando reconocerse en alguna de sus creaciones. El demiurgo caótico que en su desesperación busca una verdad en la que poder agarrarse.

En la tormenta

Existen palabras no dichas todavía, existen párrafos no escritos en ningún momento, existen historias no contadas. Por otro lado, existen palabras que se gastan de usarlas, existen párrafos que se copian todos los días, existen historias que se eternizan de tanto contarlas.

Entre estos dos flujos estoy yo, ausente, en silencio ruidoso que ensordece mis oídos. Esos que de vez en cuando escuchan, en la lejanía, donde el horizonte se difumina, esa voz mágica que cuenta historias que no se han escrito pero que siempre son contadas. En ese mare magnum de sensaciones que es la vida, siempre por inventar y siempre contada por la Historia.

Aún así, existen Historias e historias y la que yo vivo en este momento es la HistoriA.

Experiencias de un chip

No sé lo que pretendo hacer con esto. Al principio me plantee un objetivo, pero luego me di cuenta que los objetivos limitan, cortan, filtran. Yo no quiero hacer esto, no quiero navegar con un barco que tenga un puerto donde llegar. Sino más bien al contrario. Quiero perderme en ese mar de sensaciones, pensamientos o las dos cosas al mismo tiempo, sin un puerto donde llegar, sin un objetivo que cumplir. No quiero superarme a mí mismo, no quiero reconocerme en estos textos, no quiero definirme de ningún modo, solo quiero liberarme de los grilletes de mi entendimiento y volar.