Sunday, December 12, 2010

No siempre es igual

A Germán.

A veces las palabras surgen de una idea que he madurando durante tiempo. Va surgiendo poco a poco la estructura de lo que quiero decir, el contenido y por último, el acto de escribir se convierte en una especie de recuerdo, de andar sobre mis propios pasos disfrutando de los pensamientos que durante un tiempo me han ido acompañando en mi vida.

Otras veces, surge de imprevisto, como una especie de luz cegadora, de energía que surge de tu interior como algo urgente que quieres decir, plasmar en palabras. Es una especie de vómito que no dominas desde tu consciente. Tu parte más profunda coge las riendas de tus deseos y comienzas de forma desenfrenada, ajeno a lo que está pasando, a emitir ideas, mensajes desde lo más profundo de tu interior, sea lo que sea eso del interior.

Y por último, está el vacío. Un vacío con algo de contenido, pequeñas ideas que te acompañan como fantasmas que no se manifiestan de forma concluyente, que a veces hacen algún atisbo de luz que enseguida se apagan. Son como partículas inestables que se presentan en esta realidad, pero que sólo se cuelan como de incógnito, como forzados a pasar a este universo, sin formar parte de él.

Y todo esto se somete al tiempo, a ese viejo con esa paciencia infinita que le sale de gratis porque tiene todo el del universo. Por eso, a veces me tengo que sentar al lado de él y observar cómo pasan lo minutos sin que ocurra nada o casi nada.