Sunday, December 12, 2010

No siempre es igual

A Germán.

A veces las palabras surgen de una idea que he madurando durante tiempo. Va surgiendo poco a poco la estructura de lo que quiero decir, el contenido y por último, el acto de escribir se convierte en una especie de recuerdo, de andar sobre mis propios pasos disfrutando de los pensamientos que durante un tiempo me han ido acompañando en mi vida.

Otras veces, surge de imprevisto, como una especie de luz cegadora, de energía que surge de tu interior como algo urgente que quieres decir, plasmar en palabras. Es una especie de vómito que no dominas desde tu consciente. Tu parte más profunda coge las riendas de tus deseos y comienzas de forma desenfrenada, ajeno a lo que está pasando, a emitir ideas, mensajes desde lo más profundo de tu interior, sea lo que sea eso del interior.

Y por último, está el vacío. Un vacío con algo de contenido, pequeñas ideas que te acompañan como fantasmas que no se manifiestan de forma concluyente, que a veces hacen algún atisbo de luz que enseguida se apagan. Son como partículas inestables que se presentan en esta realidad, pero que sólo se cuelan como de incógnito, como forzados a pasar a este universo, sin formar parte de él.

Y todo esto se somete al tiempo, a ese viejo con esa paciencia infinita que le sale de gratis porque tiene todo el del universo. Por eso, a veces me tengo que sentar al lado de él y observar cómo pasan lo minutos sin que ocurra nada o casi nada.

Thursday, October 07, 2010

Las cuatro estaciones.

INVIERNO

Todo se aletarga, se contrae. Es el momento de bucear hacia abismales lugares donde se esconde nuestros más exóticos pensamientos, adheridos en el núcleo de nuestra corriente de vaguedades, donde implosionamos para intentar descubrir la esencia de nuestros deseos. Es ahí donde, observando con detalle, podemos encontrar varios posibles futuros sin definir, mezclados entre múltiples voces de nuestro interior. Es aún difícil encontrar un proyecto concreto, una imagen nítida donde podamos reconocer algún tipo de realidad.

Todo está bañado por un halo onírico, gélido, donde todo se manifiesta en instantes entrelazados, dirigiéndose hacia el futuro y retrocediendo hacia el pasado a saltos aleatorios que de vez en cuando visitan el presente. Es la esencia de toda creación, el elemento imprescindible para poder explorar posibilidades que pronto se concretarán en un proyecto definible que dirigirá nuestro destino.

PRIMAVERA

Una gran explosión es originada por una idea que se manifiesta, en sus primeros instantes, como una gran descarga de euforia. El tejido de la realidad se llena de colores e innovación, de juventud explosiva que manifiesta su novedad, su lujuriosa forma de vivir embriagada de vida. Todo se contagia de una alegría desmesurada, ilusionada, utópica.

Se describen nuevas formas de pensamiento, nuevas emociones que recrean estados de empatía con todo lo que nos rodea. Es el tiempo de la ilusión, la solidaridad, el instante donde se despliegan todas las posibilidades para la realización, para la materialización en este espacio que nos une. El momento en el que tenemos que buscar todo tipo de mundos imaginarios, explorando las posibles formas de fraternidad. Nada en el camino puede ser un obstáculo, nada puede ser censurado. Hoy es el tiempo que nos congratulamos de nacer o de que volvamos a nacer de otra forma.

VERANO

La maduración de los frutos es un proceso paciente, la intensidad del calor del cariño debe ser constante y bien regulado. No puede haber cortapisas, y si las hay, es el momento de solucionarlas. El día se nos revela como el tempo armonizado de una sinfonía que llena de energía nuestras vidas y la de nuestros pensamientos, construyendo en la realidad los proyectos planificados.

El sol calienta nuestra marmita para cocer todos nuestros deseos y cristalizar en una realidad luminosa, nuestros planeados objetivos. El sueño de las noches acuna nuestras excitantes experiencias y les da ese toque mágico que sólo saben dar los átomos que han ido acumulando energía durante el día. Así, entre el largo día y la breve noche, procesamos los proyectos de la juventud para madurarlos y convertirlos en realidad.

OTOÑO

Caen las primeras hojas y se ultiman los preparativos para recoger los frutos. Es el momento de mirar hacia atrás y observar la transformación. El tiempo donde acumulamos la experiencia, exprimiendo los elixires de la realidad creada. La reflexión lo impregna todo y es el momento de evaluar el resultado. No para destruir, sino para aprender de los instantes creativos y observar los caminos hacia los cuales la acción nos ha llevado.

Así vemos que a veces hemos explorado países exóticos de pensamiento, donde hemos adquirido ideas cristalizadas, gracias al espacio-tiempo vivido. Otras veces, hemos tenido que atravesar áridos parajes que nos han llevado a caminos erróneos sin salida.

Observamos así el motivo último de toda evolución, la esencia que hace que tanto el exotismo, como el árido paraje merezca la pena explorar: vivir y ser vivido.

Thursday, July 29, 2010

Fluir

Respiro conscientemente, unido a un hilo de vida, un sutil y frágil canal que me conecta a este universo donde vivo, combinación creativa de quarks. Así, asciendo levemente desde el fondo de mi inconsciente hasta los bordes de mi consciencia, intentando vivir otros mundos, otra realidad sin palabras, sólo formado por puro verbo. Y aquí experimento esa sensación que me ha acompañado toda mi vida, oculta entre la marea de pensamientos que forma mi no-ser: fluyo.

Fluyo con el tiempo de mi existencia, acompasado en una variedad de ritmos. Unas veces definen sinfonías serenas y me derramo con el compás del momento puro presente, donde los planes dejan de existir y los recuerdos pierden el sentido, porque forman parte de otro yo transmutado. Otras veces, el ritmo es destructivo, arrasando todo producto de equilibrio, transformándome más humano, y después más simio. Es un ritmo donde mis átomos luchan con un odio mutuo donde desean acabar con la existencia del prójimo, olvidando que se necesitan para existir. También fluyo con los ritmos entrelazados de los opuestos, desconcertado, sin objetivo, dejándome llevar. Y así, con diferentes ritmos, ora sublimes, ora ruinosos, emano producto del tiempo.

Fluyo con los semejantes que me rodean, trazando una red de influencias mutuas, de sentimientos que forman un tapiz de voluntades comunes interdefinidas. Así, me difumino en la trama colectiva, a veces con objetivos individuales, a veces de forma inconsciente, dejando en la red mis propios ideales y estos a su vez influenciados por los comunes. Confieso que existe una obstinación propia en influir en la red, pero el flujo es vasto e intenso y con la edad comienzo a pensar que toda esta influencia individual es mínima, exigua. Sólo me queda la insistencia de la gota de agua cayendo sobre la roca y que con el infinito tiempo de su parte, es capaz de moldear idearios irregularidades, transformado por el fluir del infinito.

Fluyo en mi mismo, entre los pensamientos que emergen desde los estratos más profundos de mi interior y los que se crean de mi percepción, buscándome, observándome desde el acantilado de mi consciencia moldeada por esta corriente entre mi interior y mi exterior. Así, me vivo en perpetuo dinamismo, cambiándome de forma, descubriendo que la mutación de mi estructura es lo que hace que tenga esta sensación de vida.

Y así entre diferentes flujos, confluyendo en la singularidad que soy, descubro que mi vida no es un río que pasa, sino más bien, una red fluvial con sus diferentes objetivos, trazado en un equilibrio ecológico, vivo. Como simio-humano que soy, a veces me descubro intentando someter estos flujos a mis deseos, y no consigo otra cosa que desestabilizar el equilibrio natural establecido por el entrelazado de influencias. Así, el sufrimiento emerge de mis apetitos caprichosos, de mis voluntades de simio y se empecina en reinventar los trazados naturales de los flujos y reflujos. Hasta que un día, en un instante donde salto de simio a dios, me hago consciente de que la libertad no surge de la realización de mis pretensiones, sino de nadar entre todos estos flujos: viviendo los ritmos adecuados, disfrutando de las personas que me acompañan y viviendo intensamente mi interior poroso.

Monday, June 14, 2010

Después del Bing Bang.

Todo universo que merece la pena vivir comienza con una gran explosión, materializando en una realidad lo que existía en otra. Así, todo sueño se cumple con un esfuerzo de querer llevarlo a cabo y el amor no comienza sino con una gran explosión de sentimientos.

La literatura siempre se ha focalizado sobre la descripción de esta gran explosión emocional. Describe las singularidades de la vida resaltando la peculiaridad, lo que acontece de forma extraordinaria. Nos describe con detalle las diferentes maneras de iniciar el universo de sentimientos que dos personas crean en el momento de enamorarse.

Pero toda gran explosión deviene en el proceso expansivo del universo: la calma sustituye a la excitación, lo cotidiano a la excepcionalidad y el instante que marca el recuerdo al tiempo sosegado. Y es aquí donde algunos amantes confunden enfriamiento térmico con muerte cósmica. Olvidan que gracias al enfriamiento comienza a materializarse los componentes básicos de la creación de la materia y de ahí surgen las estrellas que como embriones explotan y derraman la creación engendrada en sus núcleos para producir nueva materia, nuevos planetas y en ellos nueva diversidad de vida.

Sin embargo, cuando la pasión se templa, se diluye en el transcurso del presente, nos olvidamos de que ahora, nosotros, como dioses de nuestros sueños, debemos materializar los componentes básicos, los átomos necesarios para construir el amor sosegado, el que nos eleva transformándonos en otros seres. Se nos olvida que en esa gran explosión se fusionan dos universos, tal vez opuestos, para transmutarse en otro elixir, otra forma de ver la vida. No es la dominación del uno sobre el otro o el acuerdo racional de las equidistancias, es la mezcolanza no consciente a la que se lanzan dos personas de mutuo acuerdo, para que ambas partes desaparezcan y se tornen en otra realidad.

Así comenzamos a amar bien y no a amar mucho. A darnos cuenta que perdonar es un sentimiento íntimo que surge de nuestro interior y no un recurso para poder convivir con alguien. Aprendemos a tener autosuficiencia emocional, nos comenzamos a apreciar y desde esa atalaya observamos el mundo que nos rodea con tolerancia, con comprensión, con ánimo alegre y optimista, viendo todas las oportunidades que nos rodean, que nos enriquece y que nos ayuda a crear un universo vital, enérgico, creativo, original. Nuestro amante, no es ese individuo del que depende nuestro estado de ánimo, no estamos sumisos a su voluntad, ni él a la nuestra. Nuestro amante es la persona que te hace ver que eres único, particular, autosuficiente y que tienes una oportunidad para crear un cosmos nuevo, íntimo, interpersonal y una vez que sientes esta sensación, se queda grabado en lo más íntimo de tus células para el resto de tu existencia.

Y así, construyendo nuevas galaxias, mezclando tus átomos oníricos con los suyos, construyendo planetas de consciencia, galaxias de realidades comunes, se va construyendo un nuevo ser que no eres ni tú, ni tu amante, sino otra cosa que piensa, siente, crea y destruye con su propia conciencia, la conciencia creada de la mezcla de ambas voluntades hasta convertirnos en un vacío de dimensiones variadas que contienen un universo.

Monday, April 05, 2010

Un instante detrás de un universo

Deslizo mis dedos sobre el teclado haciendo tiempo. Espero a que a mi consciente devenga algún tipo de idea que me haga reflexionar sobre la existencia de alguna realidad por explorar, algo que me confirme que no estoy en un sueño, en algún cuento literario de otro tipo de ser que forme parte de un universo con dimensiones superiores.

Suele suceder, todo comienza con un principio prometedor, un párrafo que te abre la puerta a algún rincón de tu personalidad que antes no has explorado. Esto se puede identificar si coincide con nuestro sentimiento de sorpresa.

El problema viene cuando debemos desarrollar el primer párrafo, pasar al otro lado de la puerta que se abre. Porque ¿Y si descubrimos un universo que no habíamos contemplado, un lugar que no contiene conceptos y por lo tanto palabra, que no se puede materializar en literatura? Y si no tiene palabra ¿Podremos crearlo para después describirlo? Este es el miedo que se me aloja en el alma cuando escribo: tener un nuevo cosmos delante de mi y no poder comunicarlo, expresarlo con palabras para poder materializarlo en este mundo.

Wednesday, February 24, 2010

Otra forma de ver las cosas

Llegado hasta aquí, puedo ver la vida desde otro punto de vista. Sí que es una lástima que tengamos que vivir tanto tiempo para darnos cuenta de que todo este circo no es, ni será, lo que hemos trazado con nuestra filosofía. Por mucho que nos digan, por mucho que leamos, que conversemos... no somos conscientes de todo lo equivocado que posiblemente estemos. Y sin embargo, todo este esfuerzo es necesario para poder llegar hasta aquí. Son esas cosas de la evolución: millones de años creando una mente semivacía para que el cosmos pueda explorar nuevas posibilidades, nuevas formas de pensamiento, nuevas formas de experiencias.

Al principio, me imaginé como un todo, como una única consciencia que analizaba el mundo que me rodeaba. Experimentaba la vida reconociéndome en mis pensamientos, en la particular forma de enfrentarme a los problemas, en mis creencias recolectadas en el transcurso del tiempo vivido: la vida fluyendo desde la profundidad de mi voluntad hacia el universo.

Después de algún tiempo, esta idea fue cambiando. Observé la influencia ejercida sobre mí de las personas que me habían acompañado en mi sino. Veía como el fluir de los años compartidos habían ocasionado efectos en mi interior, reinventándome a cada instante, a cada conversación mantenida con los que me rodeaban. Descubrí como los motivos que antes me definían no era tanto gracias a las reflexiones obtenidas de mi capacidad analizadora, sino de la información, experiencias, impresiones y pensamientos que mis semejantes irremediablemente, habían compartido conmigo, dejando su huella en mi interior. Podría imaginar que esa influencia la tamizaba a través de mis gustos, de mi raciocinio consciente... Sin embargo, la corriente no iba de mi razón a mi sinrazón, sino más bien todo lo que me rodeaba impactaba como un meteorito en mi inconsciente, creando ondas expansivas hasta llegar a esa parte consciente, equivocadamente autodefinible. Era, en definitiva, un producto hecho de retales, de trozos de vida que comparto con otras personas.

Hoy, irónicamente descubro la totalidad de la situación. Veo la gente que ha venido a mi velatorio y contemplo la influencia que he ejercido sobre los que me han rodeado. Todo es obra de esa parte sin forma que define mi alma más allá de definiciones. Escucho en bocas de otros, con cierta curiosidad, mis propios pensamientos, que no son tan propios, mis experiencias, que son colectivas y la influencia que han ejercido sobre los demás. Incluso, hay personas que recrean partes de mi vida que se me habían olvidado, o tal vez nunca existieron, salvo en la memoria de los que existieron en el mismo tiempo. Todo ello no son más que impactos de mis acciones sobre la mente de las personas que me acompañaban. Al final, ellos también son retales de vidas compuestas por mis propias experiencias.

Así, en estos último segundos que me da la naturaleza antes de desaparecer, antes de que todo termine, puedo ver el conocimiento captado por mi cerebro y vertido sobre otras almas que me han rodeado, reviviendo cada vez que alguien me recuerde hasta que caiga en su olvido. De esta forma, dejaré en este universo lo que desde mi nacimiento el propio cosmos andaba buscando: llenar mi mente semivacía para poder explorarse.

Tuesday, January 19, 2010

Entrelazamiento

Veo la efervescencia de mi interior con cierta curiosidad, mezclado como la espuma de las olas que surge cuando rompen en la orilla del relato cotidiano.

Hay formas en las que me puedo reconocer, o alguien en mi interior se reconoce. Ideas que me han acompañado durante toda mi vida, ilusiones que han marcado mi dirección, gustos que siempre han excitado sublimes sentimientos. También, miedos que me coartan, rabias originadas por los mismos motivos, represiones que me definen... Y todo este amasijo indefinido de sentimientos y decisiones que ha ido tejiendo mi historia personal, que ha surgido del transcurrir de mi existencia, es lo que reconozco como mi identidad.

Sin embargo, hace algún tiempo, me sorprendo escuchando el borboteo residual de mis pensamientos. Esos que no alcanzan a tener suficiente energía como para poder tener unidad, sombras en estado líquido. Y quitando con esfuerzo el raciocinio fosilizado de siempre, veo otra posible existencia.

Sueño con una persona urbana, sofisticada en las formas de vestir, viviendo en una gran ciudad, donde inunda lo contemporáneo, la vanguardia en el modo de vida... En otras ocasiones, puedo dibujar una persona en contacto con la naturaleza, más salvaje, más cercana con su parte primitiva, visionando la esencia de la naturaleza, disfrutando del tiempo calmado ,acompasado al ritmo del universo.

Puedo pensar que esto son posibilidades frustradas, ramificaciones de una vida que pudo ser, pero que en ciertas bifurcaciones he abandonado. Sin embargo, no deseo mirar ese sonido residual como oportunidades abandonadas en el camino, sino más bien como posibilidades aún activas. Elementos de mi interior que surgen a cada momento en el intento de cambiarme, de transformarme en otra persona. Y esto, me fascina. Toda esta efervescencia no son frustraciones, ni posibilidades muertas irrealizables, sino más bien esa parte de mí que existe entrelazada, esperando su oportunidad y que puede, en ocasiones, que esa parte líquida pase a formar parte del jardín de ideas cristalizadas, donde me reconozco.

Ahora sé que no soy una persona estática, definida por mi historia, fosilizada en una vida. Puedo ver mi parte licuada, que me acompañará toda mi vida, en el ruido de fondo, entrelazada en esa parte que reconozco como mía y que ahora sé que es semifluida.